¿Qué enseñamos? ¿En qué contexto?

ENSEÑAR Y APRENDER EN EL CONTEXTO DEL AULA


Al hablar del aula estamos introduciéndonos en aquel entorno en el que los alumnos desarrollan la mayor parte de su aprendizaje académico. Dada las horas que los educandos pasan allí, debemos tener en cuenta como se forma el aula.

El aula es un sistema que se ve influenciado por todos los organismos que lo rodean, por lo que depende de ellos, y a su vez el aula da forma a estos otros organismos. Con esto quiero decir que debe existir una gran cohesión entre lo que el profesor desarrolla y observa dentro de la clase, y lo que el sistema educativo, el centro, la situación económica y política, quieren fomentar en los futuros adultos. Por ello el aula no es un contexto totalmente libre, sino que esta condicionado.

Separándonos un poco de esta influencia externa, debemos estudiar de una forma más cercana al aula toda su complejidad y estructura. Para ello debemos tener en cuenta como presenta Doyle (1983; 1986), que las actividades que desarrollan en el aula profesores y alumnos se caracterizan por la multidimensionalidad (suceden muchas cosas), la simultaneidad (suceden muchas cosas al mismo tiempo), la inmediatez (la rapidez con que suceden), la impredictibilidad (suceden cosas inesperadas y no planificadas), la publicidad (todo lo que hace el profesor y el alumno es público) y la historia (lo que sucede suele ser causa de lo que ocurre en las clases anteriores). Hemos querido destacar esta enumeración de rasgos, para mostrar la gran complejidad que conlleva un contexto determinado y la cantidad de variables que debemos tener en cuenta para controlar el espacio de aprendizaje. Esto nos lleva a cuestionarnos que no podemos obtener unas reglas fijas para desarrollar el aprendizaje ni la enseñanza, sino que debemos amoldarnos a cada situación mediante unas tablas generales que debemos transformar y adaptar a cada momento.

Por otro lado, (según Edwards y Mercer, 1988) debemos diferenciar entre dos contextos del aula. El contexto físico, que son las características espaciales del aula, materiales, equipamientos presentes, etc.; y el contexto mental, que son el conjunto de expectativas, afectos, emociones, motivaciones, intereses, representaciones, etc. construidas por los participantes y compartidas en mayor o menos grado por todos ellos. Muchas veces centramos las adaptaciones en el contexto físico dejando olvidado el contexto mental. Desde nuestro punto de vista pensamos que la motivación y las expectativas algunas veces influyen más que el contexto físico. Si existe un interés grande por aprender y enseñar una determinada cosa, siempre se pueden buscar recursos para alcanzar estos objetivos, aunque no sean los más modernos y actualizados del mercado.

Con todo esto queremos destacar que cada situación de enseñanza-aprendizaje es diferente, y por ello debemos estar continuamente innovando y remodelando nuestros procedimientos, aunque finalmente el objetivo final siga siendo enseñar y transmitir una serie de valores y conocimientos, a la vez que ayudamos a los alumnos a pensar por ellos mismos.

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